A propósito del artículo publicado la semana pasada sobre la pareja y el
uso de los teléfonos inteligentes, me motivo a retar a los padres de hoy a través
de estas líneas a evaluar el uso que le están dando sus hijos a los aparatos electrónicos.
Nos estamos dejando absorber con el consumo de la tecnología, y lo que es
peor, para poder estar tranquilos los adultos, hemos conectado a nuestros
hijos, poniendo en sus manos aparatos electrónicos que no son necesarios para
su crecimiento y desarrollo.
Cuando observo tantos niños conectados, me pregunto los siguiente:
1.
¿Será
que los papas han descubierto que aprenden algo valioso?
2.
¿Será
que es mejor mantenerlos conectados para que no nos molesten y así no hay que
ocuparse de ellos?
3.
¿Cómo
van a aprender a interactuar con las personas?
4.
¿En
qué momento comparten con sus padres?
5.
¿Cómo
van a aprender a explorar y ser creativos?
6.
¿Cómo
van a enterarse de la realidad y el entorno que les rodea?
7.
¿Cómo
no hacemos algo?, si sabemos que la tecnología, les resta más de lo que les
aporta.
Muchos patrones de conducta de los niños de hoy, son influenciados por el
uso desmedido de los aparatos electrónicos, niños aburridos, aislados,
agresivos, distraídos;
es por esto que debemos establecer reglas claras para la interacción de
nuestros hijos con la tecnología.
Nosotros, los padres de hoy, somos la última generación que creció
desconectada y que ahora está conectada, somos los que tenemos conciencia de lo
intenso y placentero, que fue salir a jugar, compartir con los primos y amigos,
jugar juegos de mesa, subirnos al techo de la casa a ver las estrellas, en fin,
tanto que disfrutamos la niñez desconectada. Es por esto que nos corresponde
desconectar a nuestros hijos y a nosotros mimos, motivarlos a hacer otras actividades
que bien sabemos les aporta mucho más que la tecnología y que puedan así
experimentar la verdadera dimensión del mundo que los rodea.
Isabel Hidalgo
Isabel Hidalgo
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