lunes, 4 de septiembre de 2017

ESCUCHAR MISA CON NIÑOS PEQUEÑOS




Cuando llegan los hijos al matrimonio, toda nuestra dinámica familiar cambia, por lo que nuestros hábitos espirituales y práctica religiosa no se quedan fuera de los cambios. Lo importante es, buscar la forma de continuar con esto que es tan necesario para nosotros los cristianos, sentirnos conectados con Dios.

A menudo nos preguntan cómo logramos ir a misa con nuestros tres hijos, y es por lo que me animo a escribir este artículo.

Recuerdo que cuando hacíamos la lista del babyshower de nuestra primera hija, veía las ropitas y decía, “ay mira que linda, para ir a misa”, el fin es que con casi todas las ropas me imaginaba en misa con nuestra princesa, y a la tercera semana de nacida, allí estábamos, como de costumbre cada domingo, y así mismo fue cuando llegaron nuestros otros dos hijos, tan pronto me cortaban los puntos de la cesárea, seguíamos nuestro ritmo de congregación.

Con nuestra determinación en mente, ir a misa todos los domingos, hemos ido elaborando planes para poder lograrlo y esto ha incluido, hacer conciencia de que no será lo mismo que cuando íbamos solos nosotros dos. Lo primero es que buscamos un horario que se nos acomodara, por ejemplo: 11:00am, a esta hora no nos tenemos que levantar tan temprano, podemos desayunar, bañarnos y prepararnos todos relativamente tranquilos. Por otro lado, evaluamos que no sea la misa más concurrida y nos sentábamos cerca de una salida, de manera que, si el bebe comienza a llorar, podemos salir rápidamente y así no interrumpir a los demás feligreses.

Recomiendo evaluar también que sea un templo fresco, pues el calor altera mucho a los niños, e ir a una misa que no se extienda mucho, esto cuando los bebes comienzan a caminar, que es cuando se complica más controlarlos.

Cuando estaban pequeños, llevaba leche o algo de tomar y galletitas, de manera que la comida me servía para entretenerlos, también les llevaba un juguete, que no tuviera ningún tipo de sonido, que no sonara fuerte en caso de que se callera y que el bebe tuviera mucho tiempo sin ver, de manera que encontrara novedad en el juguete; aunque cuando están de meses suelen dormirse y no es mucho lo que hay que emplearse en entretenerlos.

Cuando comienzan a caminar los llevamos en el coche y lo ponemos en un pasillo que no moleste y que ellos se sientan cómodos, mirando lo que pasa a su alrededor. No les dejamos corretear y caminar por donde quieran, si se cansan del coche los sentamos en nuestra pierna o nos paramos a un lado con ellos, pero desde pequeños deben aprender que el templo, no es para jugar y corretear.

Conformen van creciendo, hemos ido integrando diferentes estrategias, como cantar, bailar y aplaudir todos los cantos y motivarlos a ellos a disfrutar la misa de esta manera, hemos hecho concurso para incentivarles a prestar atención y cuando salimos, les hacemos preguntas sobre las lecturas y / o la homilía y si responden los premiamos con un dulce o un helado.

Los dejamos subir al altar a darle la paz al sacerdote y ministros, aunque esto en algunas parroquias no se estila. Después de que aprenden a leer ellos han pedido que llevemos el rayo de luz, para ir leyendo las lecturas, mientras la proclaman y eso los entretiene bastante.

Ahora ya estamos en una etapa en la que nos sentamos en el primer banco, porque ellos quieren ver todo, pero les advertimos que para estar ahí tienen que portarse muy bien, de lo contrario nos moveríamos para el ultimo banco.

Como la feligresía nos espera cada domingo, nuestro banco siempre está disponible e incluso le guardan a los niños las cestas para recoger las ofrendas, ósea que desde ya ellos se han integrado a servir en la eucaristía.

Tan pronto como tienen la edad mínima, los inscribimos en catequesis para que aprendan más sobre el significado de la misa, hagan la primera comunión y tengan una motivación adicional para participar de la eucaristía.

No vamos a tapar el sol con un dedo, muchas veces hemos estado en misa y no hemos podido escuchar nada, porque nos la hemos pasado tratando de mantenerlos tranquilos y en silencio, algunos ruidos se han escapado y ves como todas las doñitas te miran con reproche, sin embargo, nada de esto nos ha detenido, y ya para nuestros hijos es una costumbre participar de la fiesta del señor, porque hemos sido disciplinado en esto, adaptándonos a una nueva forma de oír misa, sin que sea un martirio para nuestros hijos y cuidando de no molestar a los demás hermanos que participan.

Finalmente, aunque tenemos que buscar la estrategia para congregarnos después de que llegan los hijos al matrimonio, y esto requiere de algunos sacrificios, es muy lindo ver como los niños mientras más pequeños los acostumbramos, y con consistencia, por supuesto, se adaptan y colaboran más fácil y rápido de lo que pensamos.
Coach Isabel Hidalgo

miércoles, 30 de agosto de 2017

LA CONFIANZA DE NUESTROS HIJOS




Contar con la confianza de nuestros hijos, es un valor que facilita en gran medida el proceso de crianza, desarrollo y crecimiento de nuestros tesoros.

Que los hijos confíen en los padres es algo que se va construyendo desde que nacen, desde el momento en que los abrazamos en nuestro regazo, haciéndoles sentir seguros, protegidos y amados, desde el momento en que atendemos sus necesidades sin dejarles llorar, y es así como, con acciones muy naturales y transparentes, vamos logrando que nuestros hijos confíen en papá y mamá.

Me llaman la atención los padres que salen a escondidas de su casa, para que el niño no llore, esto, lejos de evitarles un sufrimiento, les crea sentimientos de inseguridad, duda, abandono; si nos ponemos en el lugar de nuestros hijos, él bebe se queda con la sensación de que papá y mamá desaparecen y aparecen de un momento a otro, se van y me dejan sin decirme nada. Aun cuando no sepan hablar y solo utilicen su llanto para expresarse, los niños, necesitan que papá y mamá les expliquemos y les dejemos con la tranquilidad de que nos vamos, te amamos y regresamos más tarde.

Mentirles a nuestros hijos para evitarles frustración, también hace que no crean en nosotros sus padres, es mejor concientizarlos y validar sus sentimientos al respecto de la situación, animándolos a superarlo y continuar.

Ganar la confianza de nuestros hijos se logra en el día a día, cuando cumplimos lo que prometemos, así sean premios, paseos, sorpresas, consecuencias. Por sencilla o trivial que nos parezca la promesa que hemos hecho es importante que cumplamos con lo prometido, si no estamos seguros de poder cumplir, es mejor no comprometernos y decirles que haremos los posible, pero que no estamos seguros, pero ojo, sin abusar de esta opción.

Darles importancia a los sentimientos de nuestros hijos, también nos ayuda a ganarnos su confianza, en ocasiones escucho padres que les reprochan a sus hijos porque lloran o se frustran por alguna situación; como padres debemos entender que, a su edad, esos son los problemas que ellos enfrentan y para ellos son grandes, por lo que debemos hacerles sentir que cuentan con nuestro apoyo y que les entendemos, que somos empáticos con su situación.

Tener una buena comunicación con nuestros hijos es básico para que ellos confíen en nosotros, y en este sentido, motivarles a hablar y que nos cuenten lo que les pasa, así como compartirles, lo que se pueda, de nosotros también, ayuda a que se cree confianza.

Cuando nuestros hijos confían en nosotros, es más fácil encaminarlos por donde nos hemos propuesto como familia. Los hijos que confían en sus padres son más seguros, aprenden a esperar el momento correcto, son más asertivos, tolerantes y maduros de acuerdo con su edad.


Coach Isabel Hidalgo

lunes, 10 de julio de 2017

CRIAR NO ES FACIL...

Criar no es fácil, escucho a muchos padres decir, como con un sentimiento de desgaste, cansancio y preocupación; y yo coincido en que realmente es complejo, claro, cuando queremos criar individuos íntegros, sanos, en valores y felices.
Sin embargo, el grado de dificultad depende de la filosofía con que asumimos el rol de criar, porque si pensamos que no nos tenemos que ocupar tanto, si pensamos que con darles comida, educación y techo cumplimos, si actuamos como que estamos locos por que crezcan y que cada etapa es un problema, pues definitivamente va a ser una travesía de las más dificultosas que nos tocara vivir.
A pesar de lo difícil que pueda llegar a ser, criar es un proceso más lógico y natural de lo que pensamos y dependiendo de la filosofía con que lo asumimos, puede llegar a ser un proceso encantador. Produce tanto orgullo mirar como crecen, se desarrollan y actúan nuestros hijos, producto de cómo nos hemos empleado en criarles.
A continuación, me permito compartirles cómo se compone nuestra filosofía de crianza:
1-      El tiempo pasa demasiado rápido, en un abrir y cerrar de ojos tendrán sus propias alas y ya no estarán más en casa, por lo tanto hay que aprovecharlos cada día, cada minuto, cada segundo.
2-      Nuestros hijos merecen que los padres les respetemos
3-      En nuestra casa, todos tenemos reglas y las mismas son para respetarlas
4-      Todos los días nos abrazamos, nos damos besos y nos decimos te amo
5-      Hacemos mayor énfasis en las virtudes de cada uno
6-      Papa y mama son la autoridad en la casa
7-      Creamos experiencias divertidos para llenar los corazones de nuestros hijos
8-      Conversamos mucho, tratando de ser los pioneros en servirles la información que ellos necesitan de acuerdo a su edad y dar respuesta a sus inquietudes.
9-      Les motivamos a hacer conciencia y razonar el porque de las cosas
10-   Cada uno es responsable de sus acciones y por tanto de las consecuencias de las mismas
11-   Nos ponemos en los zapatos de nuestros hijos, para ser empáticos con ellos y hacemos repaso mental de lo que nosotros mismos hacíamos a su edad, esto ultimo ayuda a poner las cosas en contexto.
12-   Confianza y amor son valores prioritarios en nuestra crianza
13-   Les damos participación en algunas decisiones de familia
14-   Papa y mama nos ponemos de acuerdo en las acciones a tomar con nuestros hijos
Cuando somos claros, consistentes y padres realmente presentes en la vida de nuestros hijos, criar se hace un proceso que fluye con mayor facilidad y encanto, porque te das cuenta de que las bases de crianza que sembraste desde un principio, van moldeando a tus pequeños en quienes realmente te has propuesto.
Coach Isabel Hidalgo

jueves, 22 de junio de 2017

CONFIANZA EN LA PAREJA


Por definición, confianza es la esperanza de que una persona o cosa funcione o se comporte según está previsto.

Cuando confiamos en una persona, esperamos lealtad, discreción, aceptación, apertura, sinceridad, honestidad, como los comportamientos infalibles para que esa confianza permanezca. Basta con que una de estas cualidades falle para que la confianza se pierda en su totalidad; y una vez la perdemos es muy difícil para ambas partes recuperarla, mas no imposible.

La confianza es una de las cualidades principales en la que una pareja debe trabajar, a cada uno le corresponde emplearse cada día, con sus acciones, en ganarse y mantener la confianza total del otro. La vida es muy difícil compartirla con una persona en la cual no se confía.

Cuando vemos indicios de que nuestra pareja no confía en nosotros, debemos auto revisarnos y mirar cuales son los comportamientos nuestros que no nos están haciendo merecedores de su confianza, y también es importante tener una conversación abierta para entender el porqué de la desconfianza.

En muchas ocasiones se nos dificulta hablar algunos temas con nuestra pareja, por temor a su reacción, esto es también una falta de confianza, por lo que es importante que exista apertura y aceptación en la relación, de manera tal que no haya temor de compartirte lo que pienso, lo que siento, porque voy a encontrar en ti, perdón, apoyo, un consejo, una recomendación o quizás simplemente ser escuchada.

Cuando no tengo nada que esconder, me muestro como una persona completamente transparente, abierta, sin temor para decir las cosas tal cual son, esta actitud nos lleva incluso a competirle al otro los lugares donde voy a estar, el salario que gano, las entradas extras que tengo, admitir mis debilidades, a buscar espacios para conversar sobre nuestros sueños, anhelos, frustraciones; y todos estos comportamientos nos llevan a generar confianza en el otro.

Para que una relación de pareja se fortalezca con el pasar de los años, es necesario que esté basada en la confianza a todos los niveles.


Coach Isabel Hidalgo
Inline image 1

martes, 9 de mayo de 2017

NUESTRAS DECISIONES

Cada paso que damos en la vida, cada decisión que tomamos tiene una trascendencia en nuestro presente y en nuestro futuro, los resultados de las decisiones que tomamos pueden ser tanto positivos, como negativos, lo cierto es que después que nos casamos estos resultados nos impactan a ambos.
Cuando nos hacemos adultos, y económicamente independiente, una de las experiencias que más disfrutamos es tener la libertad de tomar decisiones por nosotros mismos, podemos experimentar que somos soberanos de nuestra propia vida, sentimos que crecimos, y esto hace que tomar decisiones y dar pasos según lo que nos dicta nuestra conciencia, quizás pidiéndole opinión a algunos a nuestro al rededor, se hace un habito “al que tenemos derecho”.
Cuando nos casamos, uno de las primeras costumbres que tenemos que cambiar, es precisamente ese de tomar decisiones solos, y hay que entender que este es un sacrificio de ambos, no de uno solo, y hablo de sacrificio porque los hábitos y costumbres cuesta cambiarlos, pero cuando se quiere, se puede.
De casados cambian muchas cosas y una de ellas es que no es mi decisión, ni tu decisión, de casados es nuestra decisión, porque por insignificante que consideremos que sea, todo nos afecta a ambos.
Decisiones, como cambiar mi auto, renunciar a un trabajo, dejar de estudiar, prestar dinero a un familiar o amigo, llevar invitados a la casa, y un sin número más, afectan al matrimonio, por lo que ambos deben tener participación en las mismas.
Tomar decisiones en conjunto, es uno de los grandes hábitos que traen unidad en la pareja, sentarnos los dos a analizar las opciones, a evaluar los riesgos e implicaciones, a ponernos de acuerdo, nos trae paz, porque ambos nos hacemos responsables de las consecuencias y de este proceso surgen los proyectos que nos mantienen en la misma sintonía y que aportan sentido a nuestra relación.
Isabel Hidalgo
Sigueme en mi fanpage
Master Family DR

martes, 21 de marzo de 2017

LAS CRISIS EN EL MATRIMONIO





El matrimonio, es una de las relaciones más sensibles que podemos tener, porque es la más íntima e intensa en el compartir, y como cada matrimonio está compuesto por dos personas imperfectas, no hay manera de que todo sea siempre color de rosas.
Cuando tenemos disgustos, peleas, diferencias repetidas de una manera constante, cuando no prestamos atención, y no sanamos una a la vez, conforme se van presentando, los matrimonios se desgastan y caen en crisis.
Muchas veces vemos matrimonios que se rompen por ¨tonterias¨, sin embargo, esas ¨tonterias¨ son producto de una serie de sucesos que fuimos dejando pasar sin darle importancia, y cuando vinimos a darnos cuenta, pasó algo que colmó nuestra paciencia, nuestra tolerancia, nos hizo sentir tristes y nos llevó a tomar la decisión que parecía más conveniente, el divorcio.
Así como nos preocupamos porque nuestra casa o nuestro auto este limpio, para sentirnos cómodos, debemos ocuparnos también, por ir trabajando nuestro matrimonio, de manera que cuando surgen los inconvenientes conversemos, lleguemos a acuerdos y asumamos ambos el compromiso de mejorar.
En una relación de matrimonio, ambos somos responsable de la trascendencia que tengan nuestras diferencias en nuestra vida matrimonial. Habrá ocasiones en que podremos sentarnos y conversar sobre algún disgusto y llegar a superarlo, pero habrá otras en la que estemos tan lastimados que necesitemos la ayuda de un tercero, que de una manera imparcial nos ayude a ponernos de acuerdo.
Cuando buscamos ayuda de un tercero, deben ser personas neutras, que no vayan a estar a favor de uno o del otro, y que, además, tengan valores similares a los nuestros, que crean en el matrimonio, por ejemplo, es básico.
Situaciones más complejas requieren ayuda de un psicólogo o un terapeuta, idealmente con referencias en cuanto a sus valores e ideología.
En definitiva, debemos ser cociente de que:
-          Los matrimonios tienen sus diferencias, las cuales debemos atender en el momento en que surgen y superarlas.
-          Cada diferencia superada nos ayuda en nuestro crecimiento y madurez como matrimonio. Nos fortalece.
-          Cuando las diferencias no son superadas y se dejan acumular, nos hacen caer en crisis.
-          Hay situaciones en el matrimonio en las cuales necesitamos ayuda, y es una decisión muy inteligente por parte de la pareja buscarla antes de que empeore.
-          En unas ocasiones con la ayuda de una persona o pareja neutra para ambos, podemos salir de la situación, en otras se necesita una ayuda profesional.
Lo importante es hacer todo lo que esté a nuestro alcance para que nuestro matrimonio sea el que soñamos, el que merecemos.
Isabel Hidalgo





lunes, 6 de marzo de 2017

EL ADOLECENTE QUE DE NIÑO FORMÉ



Hace ya un tiempo, escuche una charla de Pilar Sordo, psicóloga chilena, en la cual decía que, “cada padre/madre tiene el adolescente que merece tener”, esta frase llamo muchísimo mi atención, porque entendí que: desde el día en que esa criatura cae en nuestro vientre, estamos forjando quien será en el futuro.
Desde que me case una de mis grandes preocupaciones era estar preparada para la crianza de mis hijos, es por esta razón que nuestra primera hija llego cuando Lerso y yo teníamos 4 años de casados, cuando nos sentimos emocionalmente preparados, acoplados como matrimonio y con un anhelo inmenso de tener hijos y dedicarnos a criar.
En este trayecto de ser padres, hemos aprendido que nunca hemos estado preparados para las diferentes etapas, que ha sido un proceso de prueba y error, pero muy fascinante por lo que vamos mirando en el comportamiento de nuestros hijos y por el crecimiento que ha representado para nosotros como seres humanos, nos ha tocado incluso desaprender y volver a aprender.
Lo principal en nuestro rol de crianza ha sido, ir tras el objetivo de ser buenos siendo padres, predicar siempre con el ejemplo y sembrar en nuestros hijos los valores que los guiaran en el futuro.
Sin dejar que se pierdan su niñez, hemos establecido las reglas de nuestro hogar, observamos sus comportamientos y los proyectamos, de manera que nos ayuda a hacer conciencia de cómo puede perjudicar o ayudar ese comportamiento en su futuro y de esta manera corregimos o reforzamos.
La relación armoniosa, de confianza, de apoyo, de respeto, se construye desde el vientre, cuando nos ocupamos en ser unos padres presentes en el día a día de nuestros hijos.
No debo dejar de lado en este post que, verdaderamente, los cambios hormonales en la adolescencia son una variable que puede alterar la dinámica en la relación padres e hijos, sin embargo, cuando como padres somos conscientes de estos cambios, nos toca acompañarles a descubrir su personalidad, que ellos hagan conciencia de lo que se está gestando en su interior y que nos continúen teniendo como sus guías.
Nos toca también, como padres, permitirles tomar decisiones y tener paciencia, pero al fin y al cabo, si nuestra crianza ha sido efectiva desde el día uno, con una buena base de valores, será más llevadera esta etapa y podremos igualmente disfrutar del encanto de verles crecer y madurar, ver como sus alas se extienden y comienzan a volar con independencia, confiados en que todo lo inculcamos en ellos es lo que guiara cada paso de sus vidas.

Isabel Hidalgo