martes, 9 de agosto de 2016

NO ES DINERO LO QUE NECESITAMOS


En la sociedad en la que vivimos hoy, es muy fácil dejarse influenciar por el consumismo y las necesidades innecesarias que creemos tener, es por esto que pensamos que hay que “trabajar muuuucho”, y crecer profesionalmente, para poder sustentar “todo lo que necesitamos”.

En mi artículo publicado un par de semanas atrás, decía que requiere trabajo y sacrificio tener una familia sana, y no me refiero al trabajo de conseguir lo económico, sino de darles amor, conversar con nuestra pareja, con nuestros hijos. Lo que necesitamos es establecer reglas, inculcar valores, escuchar y consolar, corregir y poner consecuencia, que nuestros hijos cuenten con un papa y una mama presentes y de esta manera formar seres humanos seguros de sí mismos, felices, humildes, con sentido común.

Cuando mi hija mayor tenía casi dos años, completando el formulario para inscribirla en el prescolar, una pregunta me hizo caer en la cuenta del poquito tiempo que tenía cada día para formar a mis hijos: aproximadamente 1 hora en la mañana antes de ir a la escuela, 1 hora al medio día (los que tenemos la dicha de poder almorzar en casa), 2 horas y medias más al final de la tarde, antes de que se duerman.

Con 4 horas y medias de lunes a viernes, hay que tener muy claro, lo que queremos lograr con nuestra familia, estableciendo rutinas bien cargadas de amor, cariño y educación, aprovechando cada momento del día para interactuar con nuestros hijos, orientarlos, expresarles nuestro amor y en definitiva ser unos padres presentes.

Sin duda alguna todos los padres queremos lo mejor para nuestros hijos, sin embargo el hecho de tener que trabajar para suplir las necesidades de la familia, muchas veces nos hace enfocarnos en producir lo material, quitándonos tiempo para ocuparnos de nuestra pareja, de nuestros hijos, y lo que hacemos es complacer sus caprichos materiales, para de alguna manera compensar nuestra ausencia.

Para lograr tener una familia sana, es necesario tener nuestra visión de familia y enfocarnos en la misma, a sabiendas de que lo mejor que podemos dar no se compra con dinero.
 
Isabel Hidalgo

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