martes, 21 de marzo de 2017

LAS CRISIS EN EL MATRIMONIO





El matrimonio, es una de las relaciones más sensibles que podemos tener, porque es la más íntima e intensa en el compartir, y como cada matrimonio está compuesto por dos personas imperfectas, no hay manera de que todo sea siempre color de rosas.
Cuando tenemos disgustos, peleas, diferencias repetidas de una manera constante, cuando no prestamos atención, y no sanamos una a la vez, conforme se van presentando, los matrimonios se desgastan y caen en crisis.
Muchas veces vemos matrimonios que se rompen por ¨tonterias¨, sin embargo, esas ¨tonterias¨ son producto de una serie de sucesos que fuimos dejando pasar sin darle importancia, y cuando vinimos a darnos cuenta, pasó algo que colmó nuestra paciencia, nuestra tolerancia, nos hizo sentir tristes y nos llevó a tomar la decisión que parecía más conveniente, el divorcio.
Así como nos preocupamos porque nuestra casa o nuestro auto este limpio, para sentirnos cómodos, debemos ocuparnos también, por ir trabajando nuestro matrimonio, de manera que cuando surgen los inconvenientes conversemos, lleguemos a acuerdos y asumamos ambos el compromiso de mejorar.
En una relación de matrimonio, ambos somos responsable de la trascendencia que tengan nuestras diferencias en nuestra vida matrimonial. Habrá ocasiones en que podremos sentarnos y conversar sobre algún disgusto y llegar a superarlo, pero habrá otras en la que estemos tan lastimados que necesitemos la ayuda de un tercero, que de una manera imparcial nos ayude a ponernos de acuerdo.
Cuando buscamos ayuda de un tercero, deben ser personas neutras, que no vayan a estar a favor de uno o del otro, y que, además, tengan valores similares a los nuestros, que crean en el matrimonio, por ejemplo, es básico.
Situaciones más complejas requieren ayuda de un psicólogo o un terapeuta, idealmente con referencias en cuanto a sus valores e ideología.
En definitiva, debemos ser cociente de que:
-          Los matrimonios tienen sus diferencias, las cuales debemos atender en el momento en que surgen y superarlas.
-          Cada diferencia superada nos ayuda en nuestro crecimiento y madurez como matrimonio. Nos fortalece.
-          Cuando las diferencias no son superadas y se dejan acumular, nos hacen caer en crisis.
-          Hay situaciones en el matrimonio en las cuales necesitamos ayuda, y es una decisión muy inteligente por parte de la pareja buscarla antes de que empeore.
-          En unas ocasiones con la ayuda de una persona o pareja neutra para ambos, podemos salir de la situación, en otras se necesita una ayuda profesional.
Lo importante es hacer todo lo que esté a nuestro alcance para que nuestro matrimonio sea el que soñamos, el que merecemos.
Isabel Hidalgo





lunes, 6 de marzo de 2017

EL ADOLECENTE QUE DE NIÑO FORMÉ



Hace ya un tiempo, escuche una charla de Pilar Sordo, psicóloga chilena, en la cual decía que, “cada padre/madre tiene el adolescente que merece tener”, esta frase llamo muchísimo mi atención, porque entendí que: desde el día en que esa criatura cae en nuestro vientre, estamos forjando quien será en el futuro.
Desde que me case una de mis grandes preocupaciones era estar preparada para la crianza de mis hijos, es por esta razón que nuestra primera hija llego cuando Lerso y yo teníamos 4 años de casados, cuando nos sentimos emocionalmente preparados, acoplados como matrimonio y con un anhelo inmenso de tener hijos y dedicarnos a criar.
En este trayecto de ser padres, hemos aprendido que nunca hemos estado preparados para las diferentes etapas, que ha sido un proceso de prueba y error, pero muy fascinante por lo que vamos mirando en el comportamiento de nuestros hijos y por el crecimiento que ha representado para nosotros como seres humanos, nos ha tocado incluso desaprender y volver a aprender.
Lo principal en nuestro rol de crianza ha sido, ir tras el objetivo de ser buenos siendo padres, predicar siempre con el ejemplo y sembrar en nuestros hijos los valores que los guiaran en el futuro.
Sin dejar que se pierdan su niñez, hemos establecido las reglas de nuestro hogar, observamos sus comportamientos y los proyectamos, de manera que nos ayuda a hacer conciencia de cómo puede perjudicar o ayudar ese comportamiento en su futuro y de esta manera corregimos o reforzamos.
La relación armoniosa, de confianza, de apoyo, de respeto, se construye desde el vientre, cuando nos ocupamos en ser unos padres presentes en el día a día de nuestros hijos.
No debo dejar de lado en este post que, verdaderamente, los cambios hormonales en la adolescencia son una variable que puede alterar la dinámica en la relación padres e hijos, sin embargo, cuando como padres somos conscientes de estos cambios, nos toca acompañarles a descubrir su personalidad, que ellos hagan conciencia de lo que se está gestando en su interior y que nos continúen teniendo como sus guías.
Nos toca también, como padres, permitirles tomar decisiones y tener paciencia, pero al fin y al cabo, si nuestra crianza ha sido efectiva desde el día uno, con una buena base de valores, será más llevadera esta etapa y podremos igualmente disfrutar del encanto de verles crecer y madurar, ver como sus alas se extienden y comienzan a volar con independencia, confiados en que todo lo inculcamos en ellos es lo que guiara cada paso de sus vidas.

Isabel Hidalgo