lunes, 26 de diciembre de 2016

A ESTAS ALTURAS DEL AÑO




A estas alturas del año es saludable hacer un alto en nuestro día a día y mirar cómo ha sido nuestro año, cuáles han sido nuestras vivencias, qué nos han aportado, qué tanto hemos madurado como seres humanos.

A estas alturas del año, más que por culparnos, es por felicitarnos y retarnos, que debemos reconocer nuestros logros durante el 2016, así como nuestros desaciertos, lo cual nos permitirá reevaluar futuras acciones.

Independientemente de los logros materiales, que son buenos, a estas alturas del año, también es importante mirar en nuestro interior y ver cuáles han sido nuestros logros espirituales, de personalidad, de crecimiento interior, etc.

A estas alturas del año, pasar balance de nuestro equilibrio emocional, de nuestra autoestima, nuestras relaciones con familiares y amigos, se hace necesario para reconocer quienes hemos sido y por lo tanto que nos ha dejado este 2016.

A estas alturas del año, en mi caso, por ejemplo, este 2016 me ha permito reafirmar mis prioridades, incurrir en nuevos proyectos que sin ser remunerados me llenan y me hacen muy feliz, he aprendido y he adquirido nuevas habilidades, he trabajado en mi orgullo y en mi capacidad de pedir perdón, perdonar sin rencor y lo fascinante de experimentar paz por haber hecho lo que estaba bajo mi responsabilidad, he vivido momentos especiales y particulares con mi esposo, con cada uno de mis hijos, con mi mama, con cada uno de mis hermanos y con muchos otros familiares cercanos.

A estas alturas del año me gustaría invitarte a que reflexiones, como ha sido tu año, sobre todo haciendo un viaje a tu interior y mirando los logros que vienen de allí, y de esta manera identificar cómo te sientes contigo misma, contigo mismo, como se fortalecieron tus relaciones con tus seres queridos, las heridas que sanaste, la comunicación que mejoraste, que tanto amor diste, el tiempo que dedicaste a quienes realmente importan en tu vida, que tanto te valoraste, como estuvo tu vínculo familiar, en fin que estos días sean un tiempo para pasar balance.  

Isabel Hidalgo

lunes, 12 de diciembre de 2016

ESTAMOS MOLDEADOS POR SISTEMAS



A lo largo de nuestras vidas, nos envolvemos en diferentes sistemas, en los cuales adquirimos costumbres, patrones, etc., y los mismos nos hacen actuar y conducirnos de la manera en que aprendimos en ese sistema que nos tocó, construyendo en nosotros, a su vez, nuestro sistema de creencias.

Los sistemas, nos encasillan y a muchos nos coartan la creatividad para cuestionarlos y actuar diferente.

Por ejemplo, la mayoría de nosotros por no decir todos, estamos metidos en un proceso, desde pequeños, de: voy a la escuela, luego a la universidad y luego me empleo; ¿pero alguna vez nos hemos preguntado porque tengo que ser empleado?, cuales son las habilidades y talentos que poseo? ¿Qué es lo que yo haría bien y me disfrutaría?, pero no, el sistema nos indica que debemos prepararnos para ser empleados, para ganar dinero.

Los sistemas no son malos, lo que es malo es adaptarnos porque sí, porque así fue como aprendimos, porque así crecimos, sin visualizar mejores formas de desarrollarnos y actuar.

Otro de los sistemas en el que hemos crecido, es que la mujer es la responsable de los asuntos de la casa y de los hijos. Sorprende ver como en muchas familias de hoy, la participación del papa en los quehaceres del hogar y en el cuidado de los hijos es mínima, y si hace algo, es como un favor para la esposa, porque a ella es que le corresponde. Pero eso, fue lo que nos enseñó el sistema, desde cuando nuestras bisabuelas y abuelas, se quedaban dedicadas a ser amas de casa. El sistema en que nos formamos, no nos ha permito cuestionar; ¿porque tenemos que ser nosotras las responsables, porque ellos no pueden hacerlo de igual forma? ¿Porque él no puede cambiar un pañal? ¿Porque no puede lavar los baños?, etc.

Por otro lado, en muchas circunstancias, es nuestro sistema de creencias, el que nos pone las barreras para lograr grandes metas, para sacar nuestro potencial como seres humanos, nos hace asumir como bueno y valido, lo que desde pequeño vimos, oímos, sentimos, vivimos en un momento determinado.

Lo importante es hacer conciencia de los sistemas en los cuales crecimos y como aprendimos, de manera que nos auto cuestionemos y cambiemos patrones que no nos permiten tener mejores relaciones y/o una vida más plena.
Isabel Hidalgo

lunes, 5 de diciembre de 2016

15 AÑOS DE CASADOS….



En esta oportunidad, me animo a compartirles un artículo especial, a propósito de estar celebrando mi 15 aniversario de casada. Lerso y yo luego de 6 años de novios, y a pesar de ser bien jóvenes, 23 años ambos, decidimos unirnos en matrimonio para toda la vida, muchos nos cuestionaron, por lo jóvenes que éramos y porque lo hariamos por la iglesia, sin embargo, dimos el paso y lo hicimos muy seguros de lo que estábamos haciendo.

En los últimos dos o tres años, veníamos conversando sobre cómo nos gustaría celebrar ese hito tan importante en nuestras vidas, cumplir 15 años de casados con tanta satisfacción de la relación que hemos logrado madurar.

Sin ánimo de vanagloriarnos, nos sentimos tan regocijados y agradecidos de Dios, por lo que Él ha permitido en nuestras vidas, en todo el sentido de la palabra, que la celebración del pasado jueves 1 de Diciembre, fue verdaderamente significativa y emotiva para nosotros.

A parte de celebrar y dar gracias a Dios, nos sentimos responsables de llevar esperanza al mundo, de que si es posible un matrimonio unido y armonioso para toda la vida, y que nosotros no lo hemos logrado porque somos especiales, sino porque nos lo hemos propuesto desde el primer día de casados.

Hemos vivido nuestro matrimonio, como nuestro principal valor, lo hemos respetado y cuidado, como un gran tesoro que el Señor puso en nuestras manos, y ha sido así, como hay límites que no hemos cruzado, como el de insultarnos, faltarnos el respeto, entre otros, por temor a causar heridas difíciles de reparar.

Conquistarnos día a día, con caricias y palabras, nos ha permitido estar hoy mucho más enamorados que cuando nos hicimos novios. Compartir nuestros sueños y anhelos y luchar juntos por alcanzarlos nos ha hecho verdaderos cómplices.

Alinear nuestras costumbres para la crianza que queremos dar a nuestros hijos, hoy día con 11, 9 y 7 años, ha sido motivo de mucha madurez como seres humanos.

Apoyarnos el uno al otro en nuestras carreras y retos profesionales, nos ha dado esperanza, seguridad, confianza, admiración.

Rodearnos de otros matrimonios con la misma convicción y con mucho mas año de casados que nosotros, nos ha contagiado y motivado y definitivamente que poner a Dios como centro de nuestras vidas ha sido la clave principal.

Muchos han sido los acontecimientos que hemos vivido en estos 15 años de matrimonio, tanto hermosos, como tristes, emocionantes como difíciles, pero todos nos han fortalecido, han permitido que crezca nuestra unidad y que los comportamientos de nuestros hijos sean el reflejo de un hogar unido, amoroso y armonioso.

Muy agradecida de Dios y deseando bendiciones abundantes para todos los matrimonios y las familias…..

Isabel Hidalgo