A estas alturas del año es saludable hacer un alto en nuestro día a día y
mirar cómo ha sido nuestro año, cuáles han sido nuestras vivencias, qué nos han
aportado, qué tanto hemos madurado como seres humanos.
A estas alturas del año, más que por culparnos, es por felicitarnos y
retarnos, que debemos reconocer nuestros logros durante el 2016, así como
nuestros desaciertos, lo cual nos permitirá reevaluar futuras acciones.
Independientemente de los logros materiales, que son buenos, a estas alturas
del año, también es importante mirar en nuestro interior y ver cuáles han sido
nuestros logros espirituales, de personalidad, de crecimiento interior, etc.
A estas alturas del año, pasar balance de nuestro equilibrio emocional, de
nuestra autoestima, nuestras relaciones con familiares y amigos, se hace
necesario para reconocer quienes hemos sido y por lo tanto que nos ha dejado
este 2016.
A estas alturas del año, en mi caso, por ejemplo, este 2016 me ha permito
reafirmar mis prioridades, incurrir en nuevos proyectos que sin ser remunerados
me llenan y me hacen muy feliz, he aprendido y he adquirido nuevas habilidades,
he trabajado en mi orgullo y en mi capacidad de pedir perdón, perdonar sin
rencor y lo fascinante de experimentar paz por haber hecho lo que estaba bajo
mi responsabilidad, he vivido momentos especiales y particulares con mi esposo,
con cada uno de mis hijos, con mi mama, con cada uno de mis hermanos y con
muchos otros familiares cercanos.
A estas alturas del año me gustaría invitarte a que reflexiones, como ha
sido tu año, sobre todo haciendo un viaje a tu interior y mirando los logros
que vienen de allí, y de esta manera identificar cómo te sientes contigo misma,
contigo mismo, como se fortalecieron tus relaciones con tus seres queridos, las
heridas que sanaste, la comunicación que mejoraste, que tanto amor diste, el
tiempo que dedicaste a quienes realmente importan en tu vida, que tanto te
valoraste, como estuvo tu vínculo familiar, en fin que estos días sean un
tiempo para pasar balance.